El Campo Rojo es un descampado parecido a Marte, asfixiado por la contaminación de las fábricas. Ahí acuden los chavales de la banda del Farute a jugar a los fusilamientos, a esnifar pegamento y a meter mano a las chicas. El poder de los matones se extiende por las aulas frías y hostiles del colegio. Los alumnos viven aterrados: tienen once o doce años y no hay nadie que los proteja. Todo lo observamos a través de los cristales hiperbólicos del Gafarras, el cuatroojos empollón de la clase, que sobrevive callando, repitiendo a diario los mismos gestos rituales y gracias a la fuerza secreta que lo sostiene: su odio infinito.
El maltrato de niños a otros niños es la herida y el hematoma central de esta narración, a menudo despiadada. Los pasajes llenos de ternura y el humor (por momentos salvaje e hilarante) son apenas una venda que oculta pero no cura. Los libros, los sueños y las fantasías infantiles se convierten en la única vía de escape de la mente erosionada del Gafarras. En sus ojos vemos escrita una fatalidad inminente. El Mal habita por igual en verdugos y víctimas.
“Campo Rojo retrata una adolescencia de provincias que a muchos nos resulta conmovedoramente reconocible, con la distancia justa entre el pudor y la recriminación.” Alberto Olmos.
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Ángel Gracia nació en Zaragoza en 1970. Ha trabajado en bibliotecas, quioscos, librerías de todo tipo (ambulantes, independientes y de grandes almacenes), como corrector y, desde 2005, como programador cultural.
Es autor de los libros de poesía Valhondo (2003), Libro de los ibones (2005) y Arar (2010), que forman una trilogía unitaria. Ha publicado la novela Pastoral (2007) y el libro de viajes Destino y trazo. En bici por Aragón (2009), una recopilación de artículos publicados en Heraldo de Aragónentre 2007 y 2008.
Fragmento de Campo Rojo
Dosier de prensa
Dosier de prensa (Word)
Campo rojo en la prensa
Por L. R., Heraldo de Aragón, 6 de marzo de 2015.
(…) Novela breve, de indiscutible madurez literaria…
Por Mario Ropero, Revista Turia, número 116, nov. 2015 – feb. 2016
(…) La adolescencia es un periodo complicado en el que nada es lo que parece, detrás de cada gesto se esconde la sangre burbujeante, la rebeldía, el terror. Incluso se podría decir que también la esperanza, ese es el gran acierto de Ángel Gracia: al final hay un segundo de luz, eso lo cambia todo.
Por Marcos Díez, Eldiario.es, 31 de octubre de 2015.
(…) En Campo Rojo la maldad no está presente solo en los verdugos sino también en las víctimas. El lector se adentra en este territorio salvaje a través de El Gafarras, también apodado Cuatroojos, que se evade del maltrato a través de los libros, los sueños y las fantasías. En algunos institutos ya se está planteando la lectura de esta novela para trabajar sobre el acoso infantil en las aulas…
Por Teresa Garbí, Uno y Cero ediciones, 27 de octubre de 2015.
(…) Campo Rojo, en efecto, lo mismo que Claus y Lucas, la novela de Kristof antes citada, desvela un mundo terrible en el que la condición humana no aparece con sus mejores atributos. El horror se apodera de la vida del grupo porque no hay valor para afrontar la verdad y para aislar y vencer el matonismo del grupo de adolescentes acosadores que una y otra vez se definen como gorilas…
Por Leonardo Cano, El Coloquio de los Perros, 18 de octubre de 2015.
(…) Nadie sobrevive indemne ni en la novela ni en la vida real, como sabemos todos los que tenemos más de catorce años (el Gafarras, uno de los protagonistas de la novela, solo tiene once, aún no lo sabe). Duele descubrir que la pérdida de la inocencia y la pureza de la infancia es algo más que un tópico. La novela narra esa pérdida, cuando ante los ojos de los chavales se cae el velo de la realidad. Ni los padres son dioses ni nadie va venir a ayudarte ni a defenderte […] No quiero adelantar nada para los que no lo han leído, pero el libro cuenta precisamente que el miedo a los demás y el sufrimiento por sentirse solo dejan huellas psicológicas. Nos cambia. Nos hace desconfiar, encerrarnos en nosotros mismos. Unos sobreviven endureciéndose, blindándose; otros prefieren dejarse arrastrar por la corriente y desaparecen en medio de la multitud…
Uno y Cero ediciones, 14 de octubre de 2015.
Por Héctor Tarancón Royo, La Biblioteca de Alonso Quijano (Reseñas), El Coloquio de los Perros, 7 de octubre de 2015.
(…) Ángel Gracia, a quien es fácil imaginar como el Gafarras, dibuja una infancia nada nostálgica, dura, difícil de relatar, y pasajera, en cierto modo, triunfante frente a las adversidades, a la teoría de que, como el loto, la sangre también ayuda al crecimiento: aunque todo suceda tan deprisa que lo que quede al final sean cenizas, fotografías de una obra teatral cuyos personajes son irreconocibles, el pasado importa, importa porque incide en el presente y, al fin y al cabo, en la construcción de algo supuestamente “mejor”…
Por José Óscar López, Un Mundo Flotante, 30 de septiembre de 2015.
Por Francisco Martínez Bouzas, Brújulas y Espirales, 25 de septiembre de 2015.
(…) Novela pues de suburbio, con todo el fatalismo envolvente que esa palabra acarrea, de infancia salvaje y poblada por capos y parias, que nos sumerge en espantosas situaciones sociales y en despavoridos estados del alma, que seguramente pervivirán en la edad adulta. Y con un final tan certero como desesperanzador: como la violencia no es gratuita, también se aprende, las víctimas del principio acaban siendo verdugos de seres aún más indefensos: los niños del pueblo y el perro herido y abandonado…
Por Ignacio Germán (en su Blog), 9 de septiembre de 2015.
(…) Ángel Gracia ha escrito una novela sobre la infancia con una solvencia tremenda, sin caer en torpezas ni debilidades nostálgicas, mostrando una época a menudo teñida de pesadas convenciones. Y ha salido airoso y muy bien parado, a pesar de todo…
Roberto Malo, blog del escritor, 21 de agosto de 2015.
(…) “Campo rojo” de Ángel Gracia ha resultado toda una sorpresa, un libro estremecedor y muy realista. Me ha encantado su tono y la forma de narrar del autor. Al leerlo conectas por completo con los personajes y te hace viajar al pasado. El final es perturbadoramente oscuro, es el desenlace más adecuado para una historia más dura de lo que podría parecer. Transcurre en Zaragoza. Lo mejor: el retrato del mundo infantil, tan cruel y desgarrador. Me quedo con: el gafarras (y le regalo un paquete de Cheiws)…
Por Patapalo, Ocio Zero, 21 de agosto de 2015.
(…) En efecto, Campo Rojo no es solo un viaje nostálgico treinta años atrás. También es un dedo puesto en una llaga que no podemos olvidar: la del maltrato entre niños, el acoso escolar, lo que ahora se llama bulling y en mis tiempos era hacer la vida imposible al marginado. Es una temática dura, quizás indispensable, que el autor consigue manejar con inusitado acierto. Situado en la perspectiva del observador, no juzga, no moraliza, no crea personajes maniqueos; tampoco equipara, ni sale con recetas. Simplemente nos sumerge en una desgracia construida poco a poco, y con eso basta…
Por S. D., Zaragoza en la novela, 15 de agosto de 2015.
(…) La historia se sitúa, pues, en el 181, al que el autor llama La Balsa por la facilidad con la que se inundaba la zona cuando llovía, y gira alrededor de la vida de un chaval innominado de familia obrera, el Gafarras, que hace 5º de EGB en un colegio del barrio, en el que una banda dirigida por el Farute y el Bandarras siembra el terror entre los de 5º, a base de golpes, insultos y arrogancia…
Por Antonio Parra Sanz, Gomes y Compañía, 3 de agosto de 2015.
(…) La voz del Gafarras, su mente, también erosionada aunque se empeñe en disfrazarla de cronista, no dejan indiferente a ningún lector, y seguro que a unos cuantos les traerán una tonelada de recuerdos…
Por Elena Hevia, El Periódico, 8 de julio de 2015.
Cazarabet, 30 de junio de 2015.
(…) Lo que más me impresionaba de niño era el afán de todos los chavales por formar parte de la banda de los matones. Como casi todos eran rechazados, los pobres intentaban adaptarse, cambiando incluso su forma de ser: fingían, mentían y, sobre todo, pegaban e insultaban a otros chavales más débiles. Pero se puede vencer el darwinismo social. ¿Para qué quieres tener amigos que se rían de ti, que te humillen, que te insulten, que te anulen? Mejor olvídate de ellos y lee un libro, toca la guitarra, nada sin descanso hacia la siguiente isla…
Entrevista de Montse Virgili a Ángel Gracia en el programa Cabaret elèctric, de Icatfm, 29 de junio de 2015.
Por Leonardo Cano, La Opinión (Murcia), 20 de junio de 2015.
(…) Pero, finalmente, lo que en realidad sobresale en el libro es su calidad literaria. Pues este ambiente de degradación se forma a partir de un lenguaje minucioso que es el gran hallazgo de la novela…
Por Raquel Moraleja, Lit Ar Co, 15 de junio de 2015.
(…) ¿Cuál es el “campo rojo” de cada uno de nosotros? El campo rojo es aquel lugar en el que estuvimos de niños y del que ya no podremos escapar. Es nuestra cárcel interior y nuestro horizonte. Es un espacio y un tiempo que camina dentro de nosotros. Nuestra manera de percibir la realidad…
Por David Monteagudo, El 3 de vuit, 5 de junio de 2015.
Per Jaume C. Pons alorda, El 3 de vuit, 22 de mayo de 2015.
Por Rocío Tizón, Relatos y Más, 8 de mayo de 2015.
(…) Cruzarse de acera o esconderse en un comercio porque viene el matón de clase. Sentir el golpe de una colleja en la nuca. Pasarse el recreo escondido en los baños. Son situaciones más o menos cotidianas que casi todos hemos vivido en nuestra infancia. Y sin embargo, la niñez y la preadolescencia siguen siendo consideradas como las mejores etapas de nuestra vida. ¿Por qué?…
Por Carla Sanmartín, Penedès Gamma Extra, Radio Vilafranca, 4 de mayo de 2015.
Por Pablo Ferrer, Zona de Obras, 2 de mayo de 2015.
(…) Infancia sin almíbar. Los primeros tragos de hiel. Tonterías, las justas. Gracia echa la vista hacia un atrás compartido por toda una generación desde el arrabal urbano; lo hace con una mezcla de ira y liberación, a través de los cuatro ojos del Gafarras y su visión de culo de vaso…
Por Javier López Menacho, La Réplica, 29 de abril de 2015.
(…)Campo Rojo es una maravillosa y brutal novela, hiperrealista, dura pero repleta de humanidad, sobre la salvaje infancia en entornos marginales (y algunos no tan marginales) y el acoso escolar (ahora llamado Bullying). Recuerda su segunda persona casi primera y su tono de rechazo a El guardián entre el centeno de Salinger y a otra novela de Candaya, Autopsia, del también zaragozano Miguel Serrano Larraz…
Por César Millán, Librero de Libros, 28 de abril de 2015.
(…) Una novela impactante, que desde el inicio deja bien claro que no estamos ante una narrativa al uso, con una atmósfera opresiva que, inexplicablemente, nos atrapa, que nos atrae con una fuerza desconocida. Un viaje a la infancia y sus demonios, esos momentos oscuros de los que pocos, por mucho que nos neguemos, se pueden escapar…
Por Miguel Ángel Artigas, Diario de Teruel, 25 de abril de 2015.
Por Ramiro Gairín Muñoz, Hacia otras aventuras más hermosas, 20 de abril de 2015.
(…) Ángel Gracia ha escrito una maravilla de novela. Ángel Gracia ha escrito lo que quería escribir, lo que llevaba dentro, y lo ha escrito como lo quería escribir y cuando lo quería escribir. Si yo fuera Ángel Gracia ahora mismo estaría feliz y vaciado, como después de sacarte una oposición a juez, caminaría despacio, volviendo a mirar todo como por primera vez, el dónde estoy y el cómo he llegado, escribiría el resto de mis libros con placer, porque sí, sin debérselos a nadie, ni a mí mismo. Porque ya habría escrito Campo rojo…
Lecturafilia, 19 de abril de 2015.
(…) Todo el libro es un monólogo del propio cerebro del protagonista que le habla de tú, para decirle las palabras que duelen, que parecen puñaladas. Porque a veces también cuesta pensar determinadas cosas…
Por Javier López Clemente, La Curvatura de la Córnea, 17 de abril de 2015.
Por Juan Marqués, Artes y Letras, suplemento cultural de Heraldo de Aragón. 16 de abril de 2015.
Por Sergio del Molino, El Blog de Sergio del Molino, 13 de abril de 2015.
(…) Siempre he agradecido a mi altura y corpulencia haberme librado de ser una víctima más de los matones infantiles. Pero otros no tuvieron la suerte de estar arriba en la tabla de percentiles. Es el caso del Gafarras, el protagonista miope de ‘Campo Rojo’, la novela del escritor aragonés Ángel Gracia que acaba de publicarse en Candaya. En ella sí que he reconocido durezas y crueldades de mi propia infancia en un país que desconocía el término ‘bullying’.
Por Ana Aparicio, contraportada del Heraldo de Soria, 11 de abril de 2015.
Por Luisa Miñana, blog de la autora, 9 de abril de 2015.
(…) La fábrica en torno a la cual crece el barrio, cuya plaza pública es el Campo Rojo. No es difícil reconocer la referencia real de Almidones del Ebro. Pero no importa. En todas las ciudades del mundo ha sucedido lo mismo en la era industrial: los barrios crecen, en torno a las fábricas, con la misma lógica que los tumores…
Por Alberto Moyano, El Diario Vasco, 8 de abril de 2015.
(…) Campo Rojo es el típico descampado, que no hay que confundir con un solar –que es un lugar vacío en el interior de una ciudad–. Por el contrario, el descampado es ese no lugar que hay al final de la ciudad, cuando ésta deja de serlo, ni es fértil, ni es un solar edificable, es un erial, una tierra de nadie con la que no sabemos qué va a suceder. Es un escenario muy poco utilizado en la literatura, aunque en los ochenta era un escenario muy habitual para chavales de familias humildes. Me parecía un lugar lleno de metáforas y muy elocuente.
Por Iñaki Urdanibia, Info7 Irratia, 8 de abril de 2015.
Duración: 5 minutos. Iñaki Urdanibia comenta sus impresiones sobre la novela de Ángel Gracia “Campo Rojo”. Como alumno, como profesor (más de 20 años) y como empedernido lector y crítico, tiene mucho que decir. Entre otras cosas dice que Campo Rojo debería servir como libro de texto para educadores y orientadores.
Por Carlos Calvo, El Pollo Urbano, nº 152, 4 de abril de 2015.
(…) Campo rojo es una historia visual y auditiva que también habla del peor miedo. Del miedo a compadecer y a saber. La memoria como intemperie, no como refugio. Ese cerrar la ventana y evitar el saludo o el abrazo. Ese convertir la memoria en territorio de nadie. Ese mirar de frente los propios recuerdos. ¿Qué es uno sino memoria? La memoria no es más que un pedazo de tiempo y no el tiempo entero. Esos pedazos se reparten de manera aleatoria entre quienes saben o protagonizan un hecho. O lo sufren y padecen.
Es Cultura, USJ Magazine, 27 de marzo de 2015.
Reseña en el blog ‘Nulle die sine linea’, 24 de marzo de 2015.
Por Antón Castro, Heraldo.es, 22 de marzo de 2015.
Ángel Gracia (Zaragoza, 1970) es poeta y narrador. Acaba de publicar ‘Campo rojo’ (Candaya), una novela de infancia sobrecogedora y salvaje que sucede en un territorio de suburbio que parece “un descampado lleno de ratas, escombros y cadáveres de electrodomésticos”. Allí se mezclan la violencia, el insulto o la desesperación con la obsesión del sexo y el pegamento. También en el blog de Antón Castro.
Por Juan Bolea, El Periódico de Aragón, 20 de marzo de 2015.
Por Milo J. Krmprotic, Librújula, 20 de marzo de 2015.
Radio Ebro. 17 de marzo de 2015.
Aragón TV, 13 de marzo de 2015.
La recomendación empieza a partir de 1 hora y 44 minutos.
Programa “Preferiría no hacerlo”, de Aragón Radio, 9 de marzo de 2015.
A partir del minuto 5,20.
Radio Matarranya, 7 de marzo de 2015.
Duración: 13 minutos
Por L. R., Heraldo de Aragón, 6 de marzo de 2015.
Por Doloresaldea, Biblioateca, 5 de marzo de 2015.
(…) Campo rojo es un retrato de la infancia de un niño de provincias, eminentemente urbano, trazado desde la memoria y con abundantes matices agridulces e incluso amargos. Ángel Gracia pone a disposición del lector todo un mundo hostil e inexplorado a través de los ojos del Gafarras, un cuatro ojos empollón cuya cabeza es un hervidero de traumas y paranoias, y que sobrevive a base de un código personal de rituales y de la fuerza que lo sostiene, su infinito odio…
Presentaciones, opiniones de los lectores, otras noticias.
Asociación Librerías de Zaragoza, 10 de abril de 2015.
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