Por   en «Este País», 22/05/20

«La editorial Candaya es una apuesta constante por la literatura insólita de la más alta calidad. No creen en el refrito ni en las modas pasajeras. Basta con echarle un ojo a su catálogo de los últimos dos años para entender que este proyecto va en serio y no se deja torcer el brazo.

Desde que sacaron a la luz Nefando de la ecuatoriana Mónica Ojeda (próximamente reeditado por Almadía) no han tenido un solo altibajo, ni un solo tropezón, cada nueva publicación reinventa el sello, da luz a un nuevo autor español o latinoamericano que habrá que perseguir por el resto de su producción: Terroristas modernos de Cristina Morales, tal vez la mejor escritora española en el panorama; Un final para Benjamin Walter de Alex Chico, el ojo flâneur que deberían clonar para seguirle el rastro a todos los literatos desterrados del mundo; La primera vez que vi un fantasma de la ecuatoriana Solange Rodríguez Pappe, libro de cuentos intrigante que no ha dejado indiferente a ningún lector; Factbook del murciano Diego Sánchez Aguilar, distopía neurasténica de la que es imposible escapar sin un par de cicatrices existenciales; 8:38 del cántabro Luis Rodríguez, breve enciclopedia obsesiva que compendia parábolas literarias a manera de puzle en torno a la hora exacta en la que murió Dostoievski; Vivir abajo del peruano Gustavo Faverón Patriau, otro mamotreto invencible que no tardará en convertirse en un clásico de la literatura latinoamericana.»

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